Deviene la lejana marcha







Por Francisco Urrea Pérez
Se palpa
como una mirada de hoja puñal en la penumbra
toca con su aliento  la mejilla trémula de alzada
se queda  en la estancia como un silencio vivo
que arrolla la desnudez de la ventana.
Hay un vuelo de sequía en los labios
como una arena florecida en distancia
El sudario exalta el paso aciago
con su rostro de marchito rumbo
Solo abriga la voz queda de la mano
acaricia con su piel la despedida
y el sentir de un beso transido
en la última tibiez del alma.

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Palabrar el alma

  La palabra, fuero de sentires con su pluma en almas. He aquí, ¡ANDALETRARIA! Francisco Urrea Pérez