ELUCUBRACIONES E IMAGENERÍAS.




Por Francisco Urrea Pérez

Al abrigo de la audacia y del valor de ser. Si nos sabemos nos tenemos. Y tenernos es la certeza de arrostrar la existencia con nuestra vida en particular.

El mundo de los mortales está abierto a las circunstancias y el mundo de los humanos, además, abierto a las fauces de la pasión.  

Estamos agrietados si creemos que el vivir es un pasaje encantado  y de sueños sin sombra.

Sol y sombra, según la necesidad. Sueño y vigilia según el caso. Y en el decurso de ese malabar, el torrente de vida, que se sabe cuándo llega y se desconoce el cuándo y cómo termina.

Braceamos la existencia para vivir la vida.

Encarnados sin siquiera sospecharlo e inextintos porque jamás sabremos que hemos muerto.

 En el quehacer como actuantes, como observantes, como soñantes o como zombis, se nos pasa nuestro tiempo y en estado de lucida locura nos desconocemos para alucinar nuestra estadía en la cotidianidad.






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Palabrar el alma

  La palabra, fuero de sentires con su pluma en almas. He aquí, ¡ANDALETRARIA! Francisco Urrea Pérez