Por francisco Urrea Pérez
Resta el tiempo las horas fantasmas de mi hora
danzantes de piel y de memorias
con su faro de ocaso y costa
incierta
Se bebe el cielo tiznado de bufonerías
alanza la toga, el verbo, hacia la
siempre huida
como si hubiese que ensimismar la marcha
colmada de tintas corridas por la mirada larga
ésa que emana de abrazar cada día
la tierra ajena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario